José y los
deseos
Había una
vez un anciano llamado José que vivía con su mujer llamada María. Una mañana
deciden ir a una feria que estaba cerca
de su casa. Recorren puestos y José va a uno que vendía cosas raras, mirando
las cosas que había encuentra un objeto que no sabe lo que es y le llama mucho la atención. Le pregunta al
dueño del puesto, le contesta que era una pata de mono que concede deseos pero
que esos deseos traen desgracias, poco le importó a José lo que le dijo, se la
llevó. Luego se encuentra con la mujer y ella le pregunta ¿Qué es eso que tenés
en la mano? Se lo muestra y le dice una pata de mono que concede deseos. A la
mujer mucho no le gustaba esa pata de mono. Después de un rato fueron a su casa
y el anciano guardó la pata de mono en una repisa. Poco después José intrigado
pide un deseo, pido tener mucha plata y un coche último modelo.
Al otro día se levanta y ve en su living mucho dinero, termina de desayunar
saluda a la esposa y se va a trabajar, sale a la calle y se encuentra con un
coche último modelo, se queda sorprendido y va como si nada hubiese pasado,
llega al trabajo y sus amigos se sorprenden del nuevo coche. A la noche llega a
su casa muy contento porque el deseo se le había cumplido, y le dijo a la mujer
que si quería pedir un deseo con él, le responde sí. Pidieron que tengan una
hija y a los nueve meses nace su hija. Ellos muy contentos y agradecidos por lo
deseos que se les cumplieron. Una mañana
se levanta José y se acuerda que
el que le vendió la pata de mono le había dicho que traía desgracias va hasta
su living y toda la plata que tenia había desaparecido en un momento escucha a
su mujer que lloraba fue corriendo hacia donde estaba ella y le pregunta ¿qué
pasó? Le dice que su hija había desaparecido, la empiezan a buscar por toda la
casa y no la encuentran. La mujer le dice a José: “nos queda un deseo todavía
pedí que aparezca nuestra hija”. Pide el deseo y la hija no aparece y al final
se quedaron sin plata sin auto y sin su hija.